La Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), tal como
lo planteaba Víctor Raúl Haya de la Torre en “El Antiimperialismo y el APRA” de
1936, fue una organización de izquierda, cuyo programa político podemos definirlo
como:
Revolucionario: El APRA tenía como objetivo llevar a cabo
transformaciones estructurales para trascender del capitalismo, de desarrollo dispar
en Latinoamérica, hacia una etapa superior definida como socialismo. Punto
crucial de su programa era la nacionalización de los medios de producción para
enfrentar las contradicciones entre el trabajo y el capital.
“Terroristas” apresados tras la
sangrienta derrota
de la insurrección aprista de 1948 (fuente)
Continental: Propugnaba la unión política de los países de
América del Sur (o Indoamérica, término preferido por Haya y sus discípulos)
como alternativa a una división artificial y chauvinista de los pueblos
suramericanos. División que lo único que había logrado era el sometimiento de
la veintena de las repúblicas suramericanos al coloso del norte. En
concordancia con ello, la táctica promovida por el APRA era la fundación de
partidos nacionales de inspiración aprista con perspectiva de poder en cada uno
estos países.
Antiimperialista: Para los apristas, cualquier proyecto
honesto que pretendiera un cambio revolucionario y de defensa de la soberanía
continental implicaba necesariamente un choque con los intereses de los
imperialismos (norteamericano principalmente) y sus agentes nacionales. El
recuerdo de invasiones norteamericanas de Nicaragua, Haití, República
Dominicana, Honduras y Panamá estaba presente en la mente de los primeros
apristas, la gesta de resistencia nicaragüense liderada por Augusto César
Sandino también.
Haya de la Torre, exiliado en
México,
con la bandera indoamericana (fuente)
Autónomo: La principal crítica de Haya de la Torre al
movimiento comunista latinoamericano era su pretensión de transplantar ideas y métodos
ajenas a la realidad económica – social de este continente. A diferencia de lo
que consideraban el seguidismo del movimiento revolucionario adscrito a la III
Internacional, criterio no muy equivocado por cierto, para los apristas era
fundamental el desarrollo de una teoría y práctica propia, más acorde con el
desarrollo histórico visto en nuestros países. La revolución latinoamericana
necesitaba pues de una corriente política genuinamente latinoamericana, más
allá de foros revolucionarios extranjeros. Principal atención mostró Haya hacia
la Revolución Mexicana y su “Estado Antiimperialista” como ejemplo y modelo
para el movimiento revolucionario en el que los apristas debían de cumplir un
rol preponderante.
Este era el primer APRA, el del Haya rebelde y combativo,
luego vendría el viraje a posiciones mas “centradas”, principalmente su entendimiento
con la oligarquía (la convivencia con Prado y Odría), y su “interamericanismo
democrático sin imperio” para el apoyo a la política exterior norteamericana
(llegando a plantear la formación de una brigada aprista que fuera a combatir al comunismo en la Guerra de Corea). Este viraje además explica la posición
ideológica y política actual del nuevo jefe Alan García y su Partido Aprista
Peruano. Pero claro estos bandazos (traiciones dirían algunos) ya es otra
historia.
Haya con los antiguos e encarnizados
enemigos del aprismo (izq. a der.):
Eudocio Ravines, Pedro Beltrán,
Víctor Raúl Haya de la Torre y Manuel Odría (fuente)
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